9 de septiembre de 2010

Brasil - Foz de Iguaçu

Llegamos a la frontera con Brasil, tal vez a las 5 pm, sellamos nuestros pasaportes sin ninguna inconveniente. Posteriormente nos dirigimos a hacer los trámites del ingreso de Lunita que no tuvieron ningún pero. Tenemos 3 meses para dar rienda suelta al pedal del acelerador por los más de 6 kms de litoral.

Estamos en Foz de Iguaçu, nos adentramos cada vez mas sin mapas del GPS en un país que no habla nuestro idioma, un poco temerosos por los comentarios de la inseguridad del lugar, con ayuda de un pequeño mapa de la cuidad llegamos a un camping. Durante el recorrido observamos una pequeña ciudad con una infraestructura mejor a la de Puerto Iguazú en Argentina, muy organizada y de grandes carreteras.

Aprovechamos para descansar de los días de tanto conducir desde Buenos Aires hacia el norte, tomarnos unos cafecitos, hablar, leer libros, ver películas y compartir historias de viaje con otras personas en el hostel. Descansar de hacer nada se convirtió en todo un placer.

Entre charla y charla viajeros nos contaron sus historias y su manera de financiar su viaje, esto si es algo que llama la atención de la gente, entre ellos a nosotros.

Un Brasilero viajaba trabajando de lava platos, mesero y conductor de bus ( esto último en Bolivia), un par de compatriotas nuestros que no pasaban los 25 años, hicieron estudio de chef en Argentina y decidieron irse de aventura al terminar la carrera, han viajado mucho, han trabajado y vivido en hoteles 5 estrellas en Argentina y ahora que estaban el Brasil se dirigían a Florianapolis a trabajar en un restaurante y el alojamiento por 3 meses lo consiguieron gratis en la página de couch-surfing.

Creemos que opciones y oportunidad para viajar hay, unos lo hacen a dedo, en bus, en bicicleta, en Kombi, como sustentar los gastos también, gastando los ahorros, teniendo una renta, haciendo artesanías, camisetas, de chef, en fin. Lo que le falta a las personas es tomar la decisión, decisión de dejar a un lado lo convencional, lo cuadriculado, enfrentar el miedo a las cosas nuevas y mirar al frente. Cada unos se plantea su proyecto de diferente manera y no por esta diferencia uno proyecto es mejor que el otro, cada uno a su manera conoce el mundo que tiene por delante de los ojos.

Esta ciudad pequeña llena de lugares interesantes, nos recibió con un hermoso clima, el sol ya quemaba nuestros hombros y toda clase de ropa para el frio quedaba fundida en los armarios de la Kombi.
Tras una visita a la represa de Itaipú, la represa generadora de energía mas grande del mundo, a la que asistimos en ropa de verano, sin creer que este clima loco nos iba a hacer una mala jugada (aguantamos frio y bastante) toco volver a sacar la ropa de invierno, los pantalones de sky y los sacos polar para cubrirnos del un frio que llego hasta los 6 °C, estábamos un poco desanimados y pasamos las noches con un poco de frio durmiendo en la Kombi. Ni modo, en algún momento discutíamos sobre esto, el hecho de verle el lado bueno a las cosas de la vida así no se muestren en la forma que esperábamos, tal vez por eso no nos hemos llevado decepciones.

Un lugar como cataratas merecía ser apreciado desde el otro lado del espejo, decidimos ir a ver como se ven las cataratas argentinas desde el lado de Brasil. La entrada al mismo valor de la entrada de Argentina, además habían pocos espectadores. La entrada de acceso hacia las cataratas es más sencilla, prácticamente al bajarse del bus interno se llega hasta las pasarelas, no hay que caminar mucho, perfecto para los abuelitos.


Al empezar a ver las primeras caídas de agua, tenemos un grato encuentro, el caudal del rio ha bajado y se aprecian mucho mejor. Ahora si a ver las cataratas que no podíamos ver porque estábamos encima de ella en Argentina.
Nos reencontramos con la belleza de la naturaleza vista desde otro ángulo, el sonido ensordecedor del agua que nunca para de caer y que tal vez atrajo hasta este lugar a los curiosos colonizadores, la blancura que forma la espuma y el hermoso arcoíris que la adorna, somos felices nuevamente al repetir este hermoso momento.
Al salir, se vendía un paseo muy interesante a pesar del costo, valía la pena vivirlo. Rara es la sensación de volar en un aparato poco convencional, con el sonido del giro de la hélice sobre nuestras cabezas, el viento que mueve nuestro cabello y toca nuestro rostro, la imagen completa de un lugar encantador, verde en todos los tonos y agua por do quier.

La catarata un gran hueco por donde las aguas del rio tienen un paso inevitable y después de tanto estruendo vuelven calmas a seguir su rumbo por la selva; todo esto en un abrir y cerrar de ojos.

Un hermoso día de cumpleaños #28 viviendo la vida y con un regalo inolvidable.