29 de noviembre de 2012

Crater Lake National Park - El crater que no pudimos ver

Estando en Portland surge nuevamente la pregunta de hacia dónde vamos. La temporada de nevadas en las montañas de Oregon empezó por lo que vemos en el estado de tiempo, así que ganó la nieve a la playa y tomamos la ruta a la sierra.



Por la época toca investigar antes de salir a la ruta, porque si nos metemos por una ruta que está cerrada tocaría devolvernos. Nuestra mejor opción fue salir desde Portland hacia el sur hasta llegar a Stayton. Allí tomamos la ruta 22 atravesando la montaña y la gran floresta. El camino era largo y a velocidad de lunita toco hacer varias paradas antes de llegar a nuestro destino.



La ruta 22 de Oregon está muy recomendada en varias guías turísticas. Mientras íbamos subiendo la carretera se pone más y más nevada. Para nosotros que somos del trópico es bastante satisfactorio y motivo suficiente para estar felices por varios días.




Poco a poco nos acercamos a un grupo de autos y vemos que hay un letrero que dice que hay que poner las cadenas al carro. Nosotros nunca lo habíamos hecho y como no quisimos hacer caso y practicar antes de subir, tocó aprender en medio de la carretera.





Ahora sí, manos a la obra. Parece más fácil de lo que es y después de leer varias veces el manual y tratar de descifrar lo que decía en media hora logramos poner las cadenas.





Había una persona que tuvo dificultades y como expertos que ya éramos lo ayudamos con sus cadenas. Al terminar, tal vez media hora después, retiraron el letrero de requerimiento de cadenas. Las quitamos y seguimos nuestro camino sin cadenas. Perdimos nuestro tiempo pero ya tenemos experiencia para la próxima vez.



El paisaje es de película, un paisaje que jamás habíamos recorrido con lunita. La carretera angosta adornada por la nieve y los pinos con sus ramas dobladas por el peso de la nieve que se acumula. El frío bastante fuerte y va la pregunta a la respuesta que nos han hecho muchas personas ¿Cómo hacen con el frío en la kombi si no tiene calefacción? Pues hace un par de meses conseguimos una calefacción de gas propano que nos calienta en el camino y alguna cosas de invierno que conseguimos en una tienda ropa de segunda en Alaska.



Al estar manejando empiezan a tocar a lunita los primeros copos de nieve del viaje. Prendemos las plumillas y nos detenemos en la carretera a disfrutar de la nevada y tomar nuestra foto de recuerdo.

Ahora a mediados de otoño oscurece rápido y el tiempo no nos alcanzó para llegar a Crater Lake. Ese día bastante frío varios grados bajo cero, con todo lo líquido dentro de la kombi congelado, tuvimos que dejar de dormir en la kombi e ir a Chiloquín a buscar un hotel.



Llegamos a la entrada de Crater Lake estaba toda nevada y con un poco de neblina sobre la copa de los árboles. Vamos subiendo lentamente disfrutando del paisaje nuevo para nosotros.





Al acercarnos al centro de visitantes la neblina cubre todo y nos damos cuenta que no vamos a ver ningún cráter. Pero bueno, llegamos y parqueamos junto a unos pocos carros que habían y que toco hacer? Empezar a jugar recordando los juegos de las películas.





Hicimos nuestro primer angelito que no nos quedó muy bien, el primer muñeco de nieve que tampoco nos quedó muy bien, pero bueno.. ya vendrán otros mejores.





Las figuras que el agua y la nieve hace sobre los árboles son hermosas. Como no saltar de la felicidad! Y esas estalactitas en los techos de las casas sí que adornan bien.



No recordamos haber jugado tanto siendo tan grandes! Algo de nuestra infancia renació y a pesar de las miradas de algunos no pudimos evitarlo.



Esta es nuestra visita a Cráter Lake donde el cráter nunca pudimos ver, pero donde pasamos un día especial, días de esos que no se olvidan.  

19 de noviembre de 2012

Mount Rainier y Mount St Helens, con lunita entre volcanes

Es todo un placer manejar por las carreteras de Estados Unidos, lo que se ve es muy lindo al igual que lo que hay en todos los países, lo que nos agrada es la comodidad y la facilidad. La señalización es hasta excesiva, si hay un hueco o una falla en la carretera la avisan a tiempo. Realmente esto nos ha ahorrado malos momentos y ahora podemos manejar de noche con tranquilidad, sin pensar en meterse a un hueco y dañar alguna cosa.  Ahora  que estuvimos en la montaña nos preocupaba un poco la lentitud de lunita, pero casi toda la carretera era de doble vía y la que no era, tenía tramos para hacernos a un lado y permitir que los otros carros con más prisa que nosotros pasaran. ¿Qué más podemos pedir?


Para llegar al monte Rainier Washington, tomamos la vía 706, en esta temporada ya habían muchas vías de acceso cerradas. Llegamos a la entrada y no vimos nada de nieve y dudamos en haber comprado las cadenas para las ruedas que decía en la página web del parque, hasta hicimos planes de cómo regresarlas.


Ésta era la vía para llegar a Paradise, más precisamente el centro de visitantes Henry M Jackson Memorial, único abierto en la temporada.  El Monte Rainier es un volcán activo con una forma prominente que se visualiza desde todo el valle adornando el paisaje. Tienen grandes acumulaciones de nieve en forma de glaciares, esto en caso de una erupción sería devastador.  La última vez que mostró actividad fue a finales de 1800.  

 

El recuerdo del gigante Douglas data de 1293. Vivió casi 700 años hasta que en 1963 Saint Regis Paper Company, la compañía papelera de la época lo cortó y lo volvió  materia prima de su producción.


Al llegar al centro de visitantes, todo estaba muy nublado, frío y lluvioso. Había poca nieve de nevadas de días anteriores, pero no queríamos quedarnos con sólo eso y fuimos a recorrer los senderos a pesar del viento y la lluvia.


Recorrimos el Skyline trail hasta que la nieve nos dejó ver por donde era, el viento era muy fuerte y nos golpeaba duro la cara con las gotas de lluvia. Decimos regresar y aceptar que no era nuestro día de suerte. Al final terminamos cansados después de 12 kilómetros de camino.


Al salir del Monte Rainier camino al Monte St Helens, nos topamos con varios pequeños pueblos. En uno de esos pueblos vemos unos animales pastando en el parque. Nos detenemos un rato a mirar, nos llamaron la atención porque nunca habíamos visto ningún animal como éste, era una manada de elk.



Varios días después nos damos cuenta que estaban en temporada de caza de Elk, habían muchos cazadores en las vías y en los parques nacionales mirando por sus binoculares y haciendo sus campamentos a las orillas de las carreteras y ésta manada andaba muy tranquila cruzando las calles, comiendo para adentrarse al bosque.

              
El Mount Saint Helens (Monte Santa Helena), es otro gran volcán de la misma cadena volcánica del Monte Rainier. Es un volcán activo que hizo una desastrosa erupción en 1980 causando grandes estragos y reduciendo 500 metros de su altura.



La carretera es zigzageante y al borde de un cañón que deja ver un bonito paisaje con árboles de pino y delgados ríos ondulantes. El tiempo nublado, pero poco a poco el viento nos despeja la vista.





Un poco del gran cráter del Mt St Helens se puede ver a pesar de las nubes que lo cubre. Aún faltaba unos kilómetros para llegar al tope de la carretera, pero valía la pena detenerse a para ver esta linda panorámica.



Llegamos al tope de la carretera y al lado contrario pudimos ver totalmente despejado el Mt Rainier, donde habíamos estado el día anterior y no pudimos ver. Pero ahí está hermoso detrás de las montañas.

 

Y estábamos justo al frente del cráter del volcán que se cubrió de nubes, así que no tenemos foto desde cerca. Pero si de esta linda vista de las montañas cercanas con el lago y esas pequeñas nubes que las abrazan.

 


 La gran erupción años atrás, dejó unos caminos de lava muy bonitos por los que caminamos hasta llegar a una caída de agua que pasa por los canales. Estar ahí hace imaginarse la erupción y como a lava va corriendo por la montaña haciendo todos estos escritos que ahora dejan una marca en el paisaje.


Recorremos despacio con lunita el camino que rodea el volcán y llegamos a la pared posterior, también nevada y nublada como era de esperarnos.


Para terminar nuestra visita nos adentramos a estas cuevas formadas por la erupción volcánica, las Ape Caves. Acompañados de nuestras linternas y cubiertos nos adentramos a la oscura cueva y caminamos unos cientos de metros observando las curiosas paredes y formaciones en el piso con el paso de la lava. Aunque es un poco tenebroso el lugar, aun más cuando las únicas personas somos nosotros vale la pena pasearse por la oscuridad.

16 de noviembre de 2012

Seattle, una ciudad para disfrutar




Siempre será interesante recorrer las calles de Seattle. Aunque se pase por el mismo lugar siempre querrás observar. Sus vistas al mar viendo pasar barcos cargueros, recorrer el mercado central, ver los grandes edificios o simplemente viendo lo que hay al paso de las calles es suficiente para quedar satisfecho.


Tras pasillos del Place Market una pared monumento a los comechicles. Quien sabe cuántos chiles hay pegados y desde cuando están ahí.



La gente pasa se toma una foto y deja una donación, su chicle en la pared. Unos sólo se sacan el chicle de la boca y lo pegan, otros más artistas hacen formas, estalactitas, escriben nombres u otra cosa que la imaginación les aporte.




En el Market Place se ven curiosidades, la más famosa es el Pick Place que ofrece pescado fresco, variedades de Salmon, Lenguado y otros grandes pescados del mar.



La particularidad es que los vendedores interactúan con el público, se dan órdenes de pedidos a gritos y juegan a tirar el pescado del mostrador hasta el lugar donde lo van a empacar, ganando además de la venta aplausos, ser fotografiados y uno que otro dólar en la botella de propinas. 


Frente al Market Place está la primera tienda de Starbucks Café. Un pequeño local que permanece lleno y a veces con fila en la calle. Esta cadena de tiendas de café es la más famosa de Estados Unidos y ahora tiene cantidades de franquicias por todo el país y alrededor del mundo.


La emblemática Space Needle una torre construida en 1962 con forma de nave espacial es el símbolo de Seattle.

 

Se sube por un ascensor de vidrio con vista a la ciudad hasta el punto más alto a 180 metros. Desde ahí, se puede divisar la ciudad con hermosas vistas del monte Rainier en el día y las luces de la ciudad en la noche.



Después de hacer una reserva, nos encontramos nuevamente con los amigos viajeros de 1000 días por América, esta vez en el  famoso restaurante Skycity en lo más alto del Space Needle. El restaurante gira 360 grados dando vistas de la ciudad  entre la cena y las copas.  



La vista de Seattle desde lejos es espléndida. Mientras el ferry se va alejando va mostrando mejor el panorama. Esta vista se logra tomando el ferry que va de Seattle a Bainbridge Island, son 40 minutos navegando y viendo cómo se aleja la ciudad. Los paisajes son conmovedores y aunque casi toda la gente va dentro del barco (todo por costumbre se ve sin relevancia), vale la pena ir en la cubierta mientras se observa cada cosa hasta la llegada a Bainbridge. 
 


Llegamos a Bainbridge y lunita rauda como siempre enlentece la salida de los otros carros.
  


Después de una noche despejada que nos dejó ver una hermosa luna, llegó un día nublado que nos regaló el arcoíris más brillante y mejor definido que jamás hayamos visto. Un presagio de buena suerte para continuar nuestro camino al sur.

 

Ahora nos dirigimos hacia las montañas, hacia la sierra. Buscamos las páginas web de los parques nacionales que vamos a visitar, ya en esta época hay muchas vías cerradas que debemos evitar y encontramos que exigen cargar cadenas para nieve a partir de 1 de noviembre. Así que con cadenas... ahí vamos….