Estando en Portland surge nuevamente la pregunta de hacia dónde vamos. La temporada de nevadas en las montañas de Oregon empezó por lo que vemos en el estado de tiempo, así que ganó la nieve a la playa y tomamos la ruta a la sierra.
Por la época toca investigar antes de salir a la ruta, porque si nos metemos por una ruta que está cerrada tocaría devolvernos. Nuestra mejor opción fue salir desde Portland hacia el sur hasta llegar a Stayton. Allí tomamos la ruta 22 atravesando la montaña y la gran floresta. El camino era largo y a velocidad de lunita toco hacer varias paradas antes de llegar a nuestro destino.
Por la época toca investigar antes de salir a la ruta, porque si nos metemos por una ruta que está cerrada tocaría devolvernos. Nuestra mejor opción fue salir desde Portland hacia el sur hasta llegar a Stayton. Allí tomamos la ruta 22 atravesando la montaña y la gran floresta. El camino era largo y a velocidad de lunita toco hacer varias paradas antes de llegar a nuestro destino.
La ruta 22 de Oregon está muy recomendada en varias guías turísticas. Mientras íbamos subiendo la carretera se pone más y más nevada. Para nosotros que somos del trópico es bastante satisfactorio y motivo suficiente para estar felices por varios días.
Poco a poco nos acercamos a un grupo de autos y vemos que hay un letrero que dice que hay que poner las cadenas al carro. Nosotros nunca lo habíamos hecho y como no quisimos hacer caso y practicar antes de subir, tocó aprender en medio de la carretera.
Ahora sí, manos a la obra. Parece más fácil de lo que es y después de leer varias veces el manual y tratar de descifrar lo que decía en media hora logramos poner las cadenas.
Había una persona que tuvo dificultades y como expertos que ya éramos lo ayudamos con sus cadenas. Al terminar, tal vez media hora después, retiraron el letrero de requerimiento de cadenas. Las quitamos y seguimos nuestro camino sin cadenas. Perdimos nuestro tiempo pero ya tenemos experiencia para la próxima vez.
El paisaje es de película, un paisaje que jamás habíamos recorrido con lunita. La carretera angosta adornada por la nieve y los pinos con sus ramas dobladas por el peso de la nieve que se acumula. El frío bastante fuerte y va la pregunta a la respuesta que nos han hecho muchas personas ¿Cómo hacen con el frío en la kombi si no tiene calefacción? Pues hace un par de meses conseguimos una calefacción de gas propano que nos calienta en el camino y alguna cosas de invierno que conseguimos en una tienda ropa de segunda en Alaska.
Al estar manejando empiezan a tocar a lunita los primeros copos de nieve del viaje. Prendemos las plumillas y nos detenemos en la carretera a disfrutar de la nevada y tomar nuestra foto de recuerdo.
Ahora a mediados de otoño oscurece rápido y el tiempo no nos alcanzó para llegar a Crater Lake. Ese día bastante frío varios grados bajo cero, con todo lo líquido dentro de la kombi congelado, tuvimos que dejar de dormir en la kombi e ir a Chiloquín a buscar un hotel.
Llegamos a la entrada de Crater Lake estaba toda nevada y con un poco de neblina sobre la copa de los árboles. Vamos subiendo lentamente disfrutando del paisaje nuevo para nosotros.
Al acercarnos al centro de visitantes la neblina cubre todo y nos damos cuenta que no vamos a ver ningún cráter. Pero bueno, llegamos y parqueamos junto a unos pocos carros que habían y que toco hacer? Empezar a jugar recordando los juegos de las películas.
Hicimos nuestro primer angelito que no nos quedó muy bien, el primer muñeco de nieve que tampoco nos quedó muy bien, pero bueno.. ya vendrán otros mejores.
Las figuras que el agua y la nieve hace sobre los árboles son hermosas. Como no saltar de la felicidad! Y esas estalactitas en los techos de las casas sí que adornan bien.
No recordamos haber jugado tanto siendo tan grandes! Algo de nuestra infancia renació y a pesar de las miradas de algunos no pudimos evitarlo.
Esta es nuestra visita a Cráter Lake donde el cráter nunca pudimos ver, pero donde pasamos un día especial, días de esos que no se olvidan.