12 de septiembre de 2010

Por fin el MAR!!! ahora viajaremos por todo el litoral

Después de la fabulosa visita y todas las atenciones que nos hicieron en la fabrica Volkswagen, vamos rumbo al litoral del estado de São Paulo, esperamos con muchas ansias este momento, por que el mar que tanto nos encanta desde Manta en Ecuador está demasiado frio para nuestro gusto y la última vez que hicimos en intento de meternos al mar fue en el norte de Chile y fue físicamente imposible.
Pasamos por una autopista y se aproxima un letrero de la tarifa del próximo peaje. No lo podíamos creer, el peaje más caro de la historia de viaje 18,50 Reales, 10 dólares.

Llegamos al taller de Marco y Junior (amigos de Luiz que conocimos en nuestra estadía en São Paulo) en la cuidad de São Vicente a unos pocos kilómetros de las playas de Santos. Ellos con la alegría y la amabilidad que caracteriza a los brasileros nos recibieron, compartieron con nosotros cuentos, historias con una paciencia infinita por el limitante del idioma. Nuestro lema y la frase más repetida en portugués es la siguiente: si você fala devagar, nos entendemos”,” si usted habla despacio, nosotros entendemos” y es verdad,  y para lo que no entendemos buscamos el diccionario o la malicia indígena.

Junior toda una gran persona, las risas eran siempre parte de su rostro, lleno de historias que las hacia entender a como diera lugar, cantamos canciones mientras el tocaba la guitarra,  tratamos en hacerle entender que decían las canciones de shakira, pero no pudimos. Después de una comilona de pizzas y cervezas por invitación de Junior nos vamos a descansar en la Kombi.
Al día siguiente, Junior nos lleva a un lugar curioso donde se encuentran varios autos VW especiales, uno de ellos un hermoso escarabajo convertible rojo (que usa de combustible alcohol etílico) en el que con honor salimos a dar un paseo hacia las hermosas playas de Santos, ahora aun con un poco de viento frio. Un hermoso paisaje se encuentra sobre toda la costa, un hermoso malecón de mosaico adornado por aguas celestes y arenas blancas.

En Brasil se vive el futbol tal vez mas que en otro lugar que conozcamos, entonces, no podía faltar una visita al estadio de Santos famoso por su reconocido hijo el rey PELÉ. Para nosotros es raro aun pensar en un estadio como un lugar turístico, pero sabemos que será pan de cada día acá en Brasil.

La despedida como siempre pasa, se da con un toque de nostalgia, pensamos que es uno de los peores momentos del viaje, la despedida de aquellas personas especiales que conoces, que marcaron tu vida de una u otra manera y que por más que quieras, sabes, que a algunas de ellas y por no decir la mayoría, no volverás a ver. Tal vez esta sea la experiencia más difícil de vivir en el viaje.

De salida a Rio de Janeiro se nos hace un poco tarde y nos toca pasar la noche en una estación de gasolina en medio del camino, para Andrés esta es su primera experiencia de pernoctar en la calle, estaba un poco extrañado por esta nueva situación, pero el hombre es de costumbre y esperamos que cuando crezca nos siga los pasos y sea feliz. Desde las 4 de la mañana una jaula llena de pavos y gallinas no dejan de hacer ruido, y ya que no podemos dormir mas, salimos temprano a recorrer los últimos kilómetros que nos separan de Rio de Janeiro, mientras Andrés continuaba durmiendo.

Al ingresar al departamento de Rio, nos detiene un comando de la policía, que nos hace una requisa cual sospechoso delincuente, nos parece exagerado la minuciosidad del asunto, asiento por asiento, bolsa por bolsa, caja por caja, libro por libro. Es ahí cuando uno está tentado a decir “qué diablos buscan”, sabemos que es su trabajo, pero queda esa espinita de todas maneras!
Estábamos temerosos por el ingreso a Rio. Nos dicen que la cuidad es peligrosa y llena de favelas, que es fácil cruzarse mal una calle e ir a dar en un lugar peligroso. Nos detenemos en una estación de gasolina donde nos dan la referencia de seguir por la avenida Américas hasta llegar a la playa sin pierde y sin mayor peligro, aunque se cruzan varias favelas, hay unas más peligrosas que otras.

Pasamos varias playas hasta llegar a Ipanema, lugar inspirador de la canción garota de Ipanema, continuamos hasta Copacabana y tuvimos un gran problema para ubicar dónde hospedarnos o un lugar para acampar, por más vueltas que dimos, los lugares estaban llenos o eran exageradamente costosos y un estacionamiento costaba 80 reales (40 dólares) el día.
De un hostel nos recomiendan un lugar a las afueras de la cuidad donde hay un camping, estábamos muy cansados después de haber conducido todo el día y al ver que costaba 120 reales (60 dólares) no hubo más que quedarse y calmarnos.


Al día siguiente después de que Jorge hace ajuste de las válvulas que están sonando como maracas, buscamos alojamiento para dedicarnos a sacarle el mayor provecho al lugar.
Lugares emblemáticos y de postales de Rio, atesados de gente, pero que guardan su encanto y nos llama como imanes.
El Cristo de corcovado una imponente escultura, pero más que esta obra es la hermosa vista panorámica de la cuidad lo que llama la atención, fue de lamentar que la bruma opacaba y reducía la visibilidad.
El cerro de Pão de açucar (Pan de azúcar)  da una vista de 180 grados a la gran cuidad de Rio, sus playas de arenas claras y aguas celestes, lagos, edificios y favelas. Después de hacer el paso por los 2 cerros en un teleférico, se llega a la cima más alta. Este un lugar ideal para tomárselo con todo el tiempo del día, dedicarse a leer un libro, ver caer el sol que da paso a la luz de la luna.

Curiosos estábamos de este día. Vamos a un tour que nos lleva a ver un partido en el estadio maracaná, hoy domingo Fluminense como local y visitante São Paulo.


Gran estadio, gran Maracanã. Vamos al lugar donde las barras alzan sus banderas y se gozan la fiesta del futbol con el corazón, cantan sus coros que suenan hermosos en portugués, pero que no tenemos idea de que dicen. El partido inicia, todos gritan agitando sus banderas, mueven sus manos al compás de las canciones en coro de toda la tribuna.

 Celebran sus goles, llego el momento de la revancha y São Paulo empata, pensábamos que sería el momento de descansar y sentarnos un ratico, pero ese momento nunca llego, estuvimos parados hasta que sonó el último pitazo del árbitro. De principio a fin apoyaron a su equipo con un marcador de 2-2, pero nunca perdieron el ánimo y mucho menos la esperanza. Así es la pasión del futbol.