3 de septiembre de 2010

Uruguay

Decidimos irnos de una vez a Uruguay aprovechando que desde buenos aires está muy cerca el paso en barco. Estamos un poco temerosos con el tema del frio, temperaturas bajo cero nos rodean y probabilidades de nevadas, nosotros que somos del trópico, no estamos acostumbrados al frio extremo y sin calefacción en la Kombi, no queremos pasar malos ratos por causa del frio, creemos que es más prudente alojarnos en un hostel.

El paso por barco se hace en el buque-bus, es barco que transporta de pasajeros solos o con sus autos, el costo es aceptable y si se hace reserva con tiempo por internet, se logran precios excelentes. Recorriendo el rio de la Plata que une a las 2 naciones durante 3 horas, la selección de Uruguay sufre la derrota ante la selección de Holanda, que los deja por fuera de la final del mundial, el buque lleno de uruguayos se queda en silencio hasta el desembarque.


Llegamos a Montevideo, una cuidad bañada por el rio de la Plata y con el frio que se intensifica con el viento que llega de él. Ubicamos hostel fácilmente y vamos a la calle. Es increíble la cantidad de personas que se encontraban con su camiseta celeste, apoyando a la selección a pesar de la derrota, luchando por llegar al 3er lugar. Gritaban apasionadamente los himnos a su equipo de futbol, tocaban los tambores y caminaban por la calle principal.
Montevideo una hermosa capital con aires setenteros, de grandes edificios, pasos peatonales y vestigio de una muralla. La gente muy tranquila y respetuosa, con un modo de hablar muy similar al de los argentinos, ellos dicen que no, pero no logramos hallar la diferencia.

Vamos hacia Punta del Este, cuidad preferida por la farandula no solo de Uruguay sino del mundo entero, grandes y reconocidas personalidades tiene su casa de veraneo en ese lugar.
Se ve el lujo y el confort con grandes mansiones, imponentes edificios y hermosas playas de arena blanca, ahora casi desolado por no decir totalmente desolado. Nos hubiera gustado disfrutar de estas hermosas playas pero fue en invierno cuando nos toco llegar. Caminamos muchísimo al borde de la playa percibiendo la hermosura y tranquilidad de la ciudad, el hermoso puerto ocupado por vendedores de pescado y mariscos, pescadores con vara y los infaltables pájaros y leones marinos esperando lo que sobra de las ventas o de la pesca.

El muelle tiene innumerables embarcaciones de lujo a la espera de alta temporada, desde donde se ve un hermoso paisaje con la bahía y la cuidad al fondo, con sus imponentes edificaciones. Es un lugar muy atractivo en el que vivir cuesta un poco más de lo que nos podríamos imaginar, pero es lugar hermoso que vale la pena conocer asi sea por un par de días.

De regreso vamos hasta la ciudad de Colonia del Sacramento lugar donde tomaríamos el barco de regreso a Buenos Aires. Cuidad con historia que cuenta con variada arquitectura producto de las varias colonizaciones, su centro histórico es patrimonio de la humanidad, y cuenta con construcciones Portuguesas, Españolas y post-colonia, callecitas empedradas al estilo de cada época de la colonización y emblemáticos lugares como la conocida calle de los suspiros.

El vestigio de la muralla que alguna vez existió muestra al fondo la imponente vista del rio de la plata y el faro da una vista de 360 grados de esta hermosa ciudad. El viento es fuerte, nos da tumbos al estar caminando, el frio se hace mucho más perceptible, pero estamos bien equipados.


Una última sorpresa nos llevamos al ver un Renault 4 con placas colombianas en Colonia del Sacramento, corrimos lo que más pudimos hasta que alcanzamos el carro. Era un argentino que había comprado el carro en Colombia y se vino conduciendo. Nos llamo mucho la atención y fue el toque final de despedida para este hermoso lugar.


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