26 de julio de 2010

de Maracaibo a Isla Margarita, en kombi por Venezuela

Llegamos a nuestra primera frontera internacional, un poco temerosos por lo nuevo y por la mala fama que tiene la policía y sus derivados, pero ahí vamos.


La frontera muy transitada y con una fila muy lenta para ir ingresando. Sellamos nuestros pasaportes y después de una revisión exhaustiva nos dejan seguir hacia la “hermana republica Bolivariana” a menos de 10 km hay un reten que para a todos los vehículos y pasajeros no para ver que todo esté en orden, sino para ver que está en desorden, después de ver el gran fajo de billetes que uno saco de su bolsillo, supusimos que habían  bastante desorden. Después de pasar el puesto de control, hacemos el ingreso de la Kombi en el SENIAT, sin ninguna inconveniente. Continuamos los 90 km que nos separaban para llegar a Maracaibo ahora más fresca de lo que nos había prometido ser, con mucho movimiento, tráfico, bocinas sonando, llegamos a la gran ciudad.

Primera puesta de gasolina ¡Insólito! Largas filas para poner combustible que pasaban de una cuadra, nos demoramos un poco mas de 30 minutos posarnos frente al distribuidor de gasolina y más insólito aún, al mirar el precio cada litro de gasolina cuesta  66 veces menos que en Colombia, se puede llenar todo el tanque de la Kombi con menos de un dólar.
Con anterioridad habíamos contactado a los Clubes de Venezuela y en esta gran cuidad nos recibe “el Poliguayu”, nos lleva a presentarnos con todas las personas de los clubes que generalmente se reúnen en los talleres mecánico, donde el presidente es el mecánico.


Lunita venia con un ruido que provenía de la rueda delantera derecha, al llegar al taller del club Maracaibo, vaya sorpresa, la Kombi de unos viajeros argentinos que recibimos en Cali Cristian y Natalia, tuvo un daño importante y no tenían como arreglarla por ahora. El ruido de la Kombi resulto ser un tornillo flojo del soporte del amortiguador, solo toco ajustarlo y asegurarlo.  Vamos a conocer algunos de los lugares emblemáticos de la cuidad, pasar sobre el gran puente sobre el lago Maracaibo y ubicar un lugar donde pernoctar.

El fin de semana siguiente, se realizara un encuentro nacional VW  en Quíbor cerca a Barquisimeto, asi que nos acercamos con calma. Al estar manejando sobre el puente del lago Maracaibo la palanca de cambios bota totalmente la 4 marcha y no vuelve sostenerse, nos toca conducir de copiloto sosteniendo la palanca en 4 todo el tiempo para evitar que se bote.


En Quibor, nos reciben los clubes participantes en el gran encuentro este de semana, hacemos contacto con las personas de Barquisimeto para hacer arreglo de la caja de cambios. Los carros de todo tipo, unos muy curiosos con pinturas sobre el capot y emblemas gigantescos, unos en muy buen estado y unos en un estado muy triste, este último se gano el premio al más feo.


Vamos rumbo a Barquisimeto con el contacto listo para hacer el arreglo de la caja de cambios en el taller Eurovolks, Al llegar nos reciben y dejan el trabajo que tienen para después y pusieron nuestra Kombi primera en la fila, se baja el motor y se descubre que el piñón de la cuarta no sostenía el cambio por lo que se cambia la pieza. Entretanto Manolo de la revista VW Venezuela nos apadrina y se encarga de hacernos conocer la cuidad. 2 días después esta lista la Kombi, nos despedimos de todos en el taller y agradecemos habernos dejado pernoctar con nuestra Kombi en este lugar, el buen descuento que nos hicieron y la rapidez de la reparación.


 Llegamos tarde a Valencia, cuidad grande y bonita, nos reunimos con Cristian y José miembros a la cabeza del club vw racing valencia, acampamos varios días frente a su casa siendo la sensación de las personas que pasaban y se detenían a preguntarnos alguna cosa.  Cristian, José y su novia Celi, nos llevaron a cuanto lugar bonito se atravesó por el camino y terminamos a unos casi 100 km en el lugar donde se inicio la batalla de independencia del país, El campo Carabobo y al final la comilona; cachapas (arepas de maíz amarillo rellenas de un gran trozo de queso). Ellos unas grandes personas, compartimos muchos cuentos sobre nuestros países y sus situaciones, sobre nuestro estilo de vida y la de ellos, prometimos volvernos a ver y eso esperamos.

A unos pocos kilómetros al oriente y acercándonos hacia Caracas esta la ciudad de Maracay, Iríamos a la casa de Ivis y Josue esposos y amantes de los carros VW miembros del club VW Maracay.  Se nos hizo un poco tarde, llegamos pasados de tiempo, el club completo nos estaba esperando con un gran recibimiento, nos sentimos muy conmovidos al ver todas las personas del club reunidas, con una cena navideña hecha con mucho amor y en nuestro honor, fue un momento muy lindo de esos que te hacen salir lagrimas de felicidad. El club de Maracay son los mayores viajeros dentro de los clubes, han viajado hasta Brasil y el año que viene piensan hacer el recorrido hasta Cartagena en Colombia.  A ellos los consideramos nuestros padrinos en Venezuela, han estado muy pendientes de nosotros y nos han presentado al resto de clubes de su País.
Ivis , Josué y su hijo Daniel, todos unos amores nos tuvieron en casa como si fuéramos conocidos de años atrás, nos consintieron y nos trataron como reyes. Las mañanas de charlas en la cocina con los cafecitos coladitos de Ivis y las cachapas no las olvidaremos, son muy buenos anfitriones, tan buenos que es difícil que lo dejen ir.

 Camino a caracas, tuvimos ciertas dificultades con la señalización de las rutas, los giros estaban señalizados justo donde había que hacerlos o simplemente no los había. Se va haciendo de noche y en cierto momento nos vimos cerca de las luces de una gran ciudad, pero los letreros no nos ubicaban hacia caracas. Nos detenemos y tenemos una discusión muy fuerte facilitada por el estrés de tantas horas al volante y la sensación de estar perdidos en horas de la noche. Para sorpresa nuestra otra Kombi westfalia se detiene al lado nuestro y su dueño un hombre joven “Adrian” se presta a darnos una larga explicación de como llegar a Caracas, dimos un giro incorrecto que nos acercó a la cuidad más próxima. Al seguir por la carretera entramos a Caracas,  en la noche se observa sola y los suburbios e invasiones en los terrenos montañosos se ven pasar muy continuamente, al igual que carteles donde aparece el presidente y sus frases célebres de revolución bolivariana. Amigos del club de caracas nos esperaban pero ya llevábamos varias horas de atraso, perdimos el rumbo y nos salimos de Caracas y llegamos hasta la Guaira, llamamos por teléfono y nos dieron nuevamente las indicaciones para llegar hasta un lugar donde nos estaban esperando para guiarnos, fueron más de 200 kms perdidos y en los cuales después de discutir casi se nos acaba viaje.

Pocos kilometro al llegar al sitio de encuentro la Kombi pierde fuerza y nos da problema para subir calles poco inclinadas, no sabemos qué pasa. Al llegar al taller de Pachi, sitio de reunión del club, nos estaban esperando los miembros del club pese a que era una noche fría y pasadas ya las 10 pm, Charlamos con ellos sobre la Kombi, nuestros países y no podía faltar las discusiones constructivas entre ellos sobre asuntos políticos del país. Entre charla y charla “Wilson” nos comento que sería bueno conseguir un GPS que son baratos en Venezuela, nos pareció lo mas cuerdo después de esta perdidita de 200 km y si,  aunque cuando no existían la gente podía viajar sin él, creemos que es mejor ahorrarse la fatiga de preguntar y ser mandado de lugar en lugar o volver a repetir el episodio de perdida  en las horas de la noche, creemos que es algo que nos facilitara el viaje.


Pachi nos acomodo en un galpón junto a su taller donde dormimos en la Kombi e hicimos de comer, nos encontramos en el barrio 23 de enero en Caracas, cerca de una estación del metro y al lado del taller donde nos visitaban los amigos todos los días y desde donde salimos a conocer la capital. (varios días después nos dimos cuenta que caminábamos por uno de los barrios peligrosos de Caracas). La Kombi consentida, se le hace una revisión general encontrando el problema que era las bujías ahumadas. Despúes de esto mucho mas tranquilos vamos rumbo al aeropuerto donde recogemos a Andrés que llega de Cali.

Conociendo los alrededores llegamos a un lugar donde se encuentran unos edificios de cuantiosos apartamentos “23 de enero”, muchos de ellos con agujeros de balas estigmas de las riñas entre pandillas, ropa tendida frente a la fachada en mal estado y muchas antenas de televisión satelital, fueron construidos en los tiempo de la dictadura del recordadoex- presidente dictador Perez Jimenez al cual se le deben muchos de los grandes proyectos urbanísticos futuristas que aún posee el país, Son mas de 20 edificios numerados uno a uno, existe el edificio 7 y después pasa al 9, que paso con el 8? Pues en la década de los 50 en nuestra ciudad natal Cali hubo una explosión accidental de dinamita que dejo a muchas personas sin casa, el entonces presidente de Venezuela Perez Jiménez donó un edificio el numero 8 de su construcción, que ahora tiene el nombre de edificio el Venezolano en un privilegiado sector de la ciudad.
Estamos en plenas vacaciones de los venezolanos y el puerto esta lleno hasta mas no poder, nos dicen que la próxima salida con cupo es para dentro de 1 semana, hay muchas filas de carros y personas discutiendo con los funcionarios, aunque Venezuela tiene muy buenas personas, su fuerte no es el servicio , ni a los turistas de allá, ni de los que van de mas lejos. En fin después de rogar y decir que veníamos de tan lejos nos dieron un cupo que salía en unas 6 horas.


Nos subimos al ferry con mucha expectativa de que pasaría en un viaje de 6 horas, al entrar al lugar de pasajeros, no había donde sentarse, los asientos eran bastante incomodos y hacía mucho calor, Al final terminamos acostados en el piso.


Al llegar nos alojamos en la playa en yaque, el hospedaje es muy barato (nos favorece mucho el cambio de la moneda) y nos ubicamos junto a la playa donde esperamos casi un mes a que  llegara un poco de viento para hacer kitesurf, pero fracasamos, por esas cosas del cambio climático que está afectando el planeta el viento nunca llegó. Recorrer cada lugar de Venezuela es muy fácil, la gasolina y los peajes son casi regalados y da para recorre lo que el tiempo permita, en la isla fuimos de un lugar a otro, de playa en playa, de pueblo en pueblo, conociendo pese al difícil trafico y bullicio que siempre había por todo lado con grandes equipos de sonidos en los carros y las varias cajas de cerveza polar que nunca faltaban. Las playas son amplias de aguas azules y de blancas arenas, ahora con bastante gente sobre ellas, algunas de ellas con poco sentido de pertenencia, así que ver basura era pan de cada día.

En este lugar pasamos la primera navidad y año nuevo de nuestro viaje, extrañando mucho a la familia y los amigos, pero contentos de vivir nuevas experiencias.