Lo que pensamos seria una ciudad de transito en Venezuela, se convirtió en toda una experiencia, Puerto Ordaz, ciudad joven sin casco histórico, grandes avenidas, vida nocturna agitadas y sitios naturales de película nos dio una gran sorpresa que nos obligo a extender nuestra visita.
Muy temprano en la mañana, antes de tener el sol en su máximo esplendor llegamos a las orillas de las tranquilas aguas negras del rio Caroní que corren paralelas a las aguas marrón del gran rio Orinoco, aguas que no se mezclan en varios kilómetros por múltiples factores que se dan en pocos lugares del mundo, espectáculo que solo pensamos observar en el rio amazonas con el rio negro en Brasil, pero que acá se repite con gran esplendor.
Un paseo en kayak, invitación de Nicolás y Miguel se convirtió en uno de los días más hermosos en Venezuela. Después de unos minutos navegando contra una suave corriente, se llega al majestuoso parque de la llovizna, bien llamado por el manto de agua que se eleva gracias a la energía con la que caen las aguas de color oscuro pero transparente del rio Caroní.
La ventaja de estar acompañados por dos expertos navegantes de la zona y en botes pequeños, nos permitió llegar hasta la base de la cascada, la cual nos recibió con el sol radiante a nuestras espaldas y un arcoíris de 360 grados, en el cual sorprendió hasta a los anfitriones, tomamos un baño en este sitio y nos desplazamos a una de las islas del mismo rio, donde en un jacuzzi natural disfrutamos de la paz que produce el lugar.
Es muy difícil compartir con fotos y palabras el sentimiento que nace en este instante en que la vida adquiere un sentido especial, águilas pescadoras, peces, aves, el negro y transparente encanto de las aguas, la música de la naturaleza que se escucha en sonido estéreo y los colores de este mágico rincón del mundo donde fue imposible contener las sentidas lagrimas de emoción que se mezclaron con las lagrimas del rio Caroní que lloran al abandonar la Gran Sabana.
Gracias a Miguel, quien navega este rio de tiempos ancestrales, tal vez cuando todo era un total paraíso, quien conversa con las águilas pescadoras con quien comparte las aguas, gracias a Nicolás, cuyo sueño es similar al que un día nos arrojo a las carreteras de esta América, a los brazos de esas personas que nos acompañan en nuestro viaje, en nuestro sueño que es el suyo. Estamos seguros que encontrara su propia ruta a la felicidad y a la paz, él será un excelente viajero con quien podrán muchas personas compartir los sueños que pocos afortunados hacemos realidad.


Puerto Ordaz nos sorprendió, una cuidad bastante interesante que combina cientos de cosas, un lugar en medio de la naturaleza y con una gran selva que no solo es la de cemento, por donde se mire hay vida. Nuestros anfitriones; Nicolás Serrato, Periodista, fotógrafo, aguerrido aventurero y su padre Eduardo una gran persona que sabe muchas cosas de la vida y nos abrió su gran corazón dejándonos muchas enseñanzas, aguerrido aventurero (de ahí lo saco Nicolás) que esta machinando un viaje y seguir conociendo la vida. A los 2 gracias por compartir con nosotros la gran cantidad de días que estuvimos en su casa, por compartir charlas junto con la comida, gracias por que ocupan un gran lugar en nuestro corazón.
Reunión semanal del club VW Guayana,
Un día de pesca y kayak en el rio Caroní, bajo la cascada del parque la Llovizna,
Otro más de escalada a 40 km de la ciudad con un sol radiante, una fuerte lluvia, miles de carcajadas con unos agradables anfitriones,
y de regreso, una vista a las aguas de la represa que son abiertas liberando gran belleza visual y energía descomunal, así, alegres transcurrieron nuestros días en esta ciudad, estadía que se extendió por causa del motor de Lunita que ha vuelto a fallar con solo 900 km de reparada, después de consultar varios mecánicos y ver que todos tenían opiniones diferentes, tomamos la decisión de regresar a Boa Vista (900 kms) y solicitar garantía de la reparación. Nicolás nos acompaño de regreso y por primera vez en nuestro viaje, una persona manejó nuestra Kombi!