4 de noviembre de 2010

Brasil- de Salvador a Fortaleza, viaje en kombi por América


Brasil tiene un gran litoral con 2190 playas, ellas con todas las tonalidades de agua y arena, con tanta  cantidad y variedad es difícil saber hacia dónde ir y que visitar. Desde el ingreso al litoral notamos la presencia de poblaciones muy pobres o algunas de ellas muy abandonadas, no entendemos la razón  porque tienen un potencial inmenso, hay mucha tierra y gran litoral, pescan, cultivan frutas y vegetales y tienen ganado. A pesar de las dificultades que se presentan, el brasilero guarda su esencia, es feliz, sonríe con mucha facilidad y se goza cada instante a su manera. Esta mirada positiva de las situaciones negativas en los brasileros, las ganas de salir adelante, la alegría por encontrarse en este mundo y gusto por su país, nos pone muchas sonrisas cada día de nuestro paso por este pueblo hermano.
Durante nuestros momentos de análisis del viaje y de nuestro nuevo estilo de vida, llegamos a la conclusión de que será muy difícil para nosotros retomar nuestras vidas anteriores. Ahora somos otros, el viaje nos ha cambiado y a nuestra forma de pensar. Detenernos y centrarnos en la vida convencional será más difícil de lo que imaginábamos. Nuestra aventura, nos ha llevado a muchos rincones hermosos; a días soleados y lluviosos, a días fríos y calientes, a valles, desiertos, selvas, playas, nevados y volcanes. Grandes ciudades difíciles de andar y pueblitos encantadores que acaban en la cuadra siguiente.  Y las ni hablar de las personas, gente maravillosa que habita este golpeado planeta, personas que nos han enseñado cosas sin darnos cuenta, que han compartido su vida en un instante, personas que sufren, personas que aman, esas que serán siempre nuestras amigas en alma y corazón. 
Ahora estamos viviendo con el cielo como techo, con la luz de la luna llena y el sol radiante, los paisajes como cuadros que cambian todos los días, viviendo los sueños, soñando despiertos, llevando nuestra casa junto a nosotros, parando  con ella y tomando el tiempo suficiente para detallar minuciosamente lo que nos rodea, acostarnos al sentir cansancio y despertarnos cuando el calor nos obligue o el cuerpo lo pida, tomar un café tranquilos sin pensar en que llegaremos tarde a algún lugar. Gratos momentos hemos pasado y como muchos nos han dicho, historias son las que hay por contar a los amigos, hijos y nietos, momentos de lembranza durante toda nuestra vida. Sentados desde un lugar tranquilo y en paz, sin muchas cosas que ver ni que hacer nos preguntamos: y si esto no es vida, entonces que es vida?
Con el gran litoral de Brasil, nos toca manejar más de 6 horas (los días que decidimos manejar) Aun con el problema de la kombi del desajuste de la cuarta válvula, vamos un poco preocupados por que el tornillo cada vez esta mas afuera y no sabemos hasta cuando se pueda ajustar.

Esto es lo que ocurre con la kombi, se desajusta la válvula cada 200 km, se han dado tantas vueltas que la rosca del tornillo se va a acabar! si alguno de ustedes tiene idea de que puede estar pasando, por favor mandenos un correo o contactenos por el facebook.

La carretera se ha vuelto un poco monótona, la misma vegetación y las poblaciones con las mismas características. Al estar manejando en carretera con rumbo al norte, se rompe el cable o guaya del embrague, nos detenemos en la estación de gasolina que primero apareció, tenemos en cuenta que es domingo y más aun es día de elecciones presidenciales, va a estar complicada la conseguida del cable. Se acercan varias personas del poblado más cercano que se ofrecen a ayudarnos, nos consiguen cables de embrague pero no sirven todos están muy cortos.
Al día siguiente el administrador del puesto de gasolina nos lleva a otro pueblo, donde se consigue un cable pero toda soldarle un tornillo al final, este no entra por el tubo y lo dejamos por fuera, pero a la primera pisada del embrague se rompe la soldadura. Al día siguiente otra vez se van en la búsqueda del cable, pero no hay ninguno que le sirva, por lo que toca soldar nuevamente el tornillo al final, ya con la Kombi toco ingeniárselas, cortar una parte del tubo (que tiene una leve curvatura) para que pasara el tornillo excesivamente largo, ahí si después de 3 días en una estación de gasolina en medio de la carretera acompañados de las señoras del restaurante, seguimos en carretera.
Llegamos a la gran ciudad de Recife, como siempre un gran tráfico nos acompaña desde las entradas a las ciudades. Nos recibe una gran oleada de aire caliente que entra por las ventanas de la Kombi, ahora si el calor intenso se nota y recordamos gratamente aquellos momentos del frio invierno.
Evandro y su esposa Libertate y sus hijos, todos gomosos por los autos antiguos y una familia muy especial, nos reciben en la ciudad y nos facilitan un lugar muy cómodo para la Kombi donde tienen un taller de autos antiguos. En horas de la noche asistimos a una reunión del club de autos antiguos de Recife y lunita como siempre ha pasado en Brasil causó sensación (aquí no existen las westfalias y ella es todo un acontecimiento).

Nos dicen que el lugar donde existen las mejores playas de Brasil es una isla al oriente de Recife, Fernando de Noronha, hacemos las averiguaciones en una agencia de viajes y aprovechando que tenemos un lugar confiable para dejar la Kombi, decidimos conocer este lugar.



Antes de nuetra partida a la isla el periodico local nos hacen un reportaje, aunque estamos un poco tristes por que no logramos conseguirlo, eso si nos contaron que fue toda una pagina del periodico, y que quedo bien bonito, ahora estamos tratando de buscarlo, esperamos tener buenas noticias y poder mostrarlo a todos ustedes.


Para nosotros esta pequeña isla es el paraíso de Brasil, las hermosas playas y piscinas de aguas azules con arena blanca era lo que anhelábamos ver desde hace bastante tiempo, con tranquilidad absoluta para caminar por el litoral acompañados de los palmas de coco, el fuerte sol y el sonido que producen las pequeñas olas.



Aquí lo que hay que ver son playas, playas y más playas con nombres raros, pero todas bellísimas. 



Sitios de reservas naturales con preservación de animales, uno donde las tortugas nadan con nosotros y se posan debajo de nuestro cuerpo con una tranquilidad tal vez impropia y otro donde más de 400 delfines saltan dando giros y persiguen las embarcaciones,

al final de las tardes sentarnos a ver como el sol cae hasta quedar en penumbra y da paso a la luz de la luna y las estrellas.  Fueron unos de los 8 dias en los que hemos visto cosas maravillosas de este gran país, lástima que el tiempo pase tan pero tan rápido.

Al llegar a Recife y antes de iniciar el camino al norte vamos a conocer el centro histórico que queda en la cuidad próxima al norte, Olinda. Como la mayoría de los centros históricos que hemos visto en Brasil se encuentran en la parte alta de la montaña  con una vista privilegiada al océano, pintorescas edificaciones, iglesias, plazas y callecitas empedradas. 
Desde la salida de Recife el paisaje va cambiando, vamos acompañados por zonas desérticas, polvorientas, viento seco y muy caliente, la vegetación casi desaparece y la poca que hay esta muy seca.  De pronto empieza a aparecer un paisaje totalmente ajeno a lo que conocíamos de Brasil, dunas de arena blanca en un completo desierto.




Sobre la ruta muchas entradas a playas, en el estado de Ceará visitamos Canoa Quebrada, Barra Nova, Prainha y Porto das Dunas antes de llegar a Fortaleza.



Todos pequeños pueblos de pescadores, tranquilos y casi desolados, donde se puede dormir con seguridad,  tranquilidad y con una hermosa vista al mar, en la noche la temperatura baja y el viento se intensifica para nuestra fortuna.


las playas de aguas cristalinas fueron complices de días de juegos, nados y muchas risas.



Lugares como estos son de los que no quisiéramos irnos, es increíble la sensación de paz que tenemos y la  alegría de la que se carga nuestra alma.  Es hermoso sentir el roce húmedo del viento de mar tocar nuestras caras y mover nuestro cabello, caminar largas horas por la gran playa de arena caliente y refrescarnos con un baño en una piscina de agua de mar, sentir la tranquilidad de poder esperar a que la luz del sol se esconda sin temor a nada.



En nuestro paso por Brasil tal vez este sea uno de los mejores momentos, en el que sentimos que somos parte de las cosas simples de la vida que te hacen tan feliz
Estamos a unos cuantos días de que se nos acabe los 3 meses de visado en Brasil, por lo que vamos a Fortaleza para hacer una prorroga. Aun el clima continua muy caliente, pero no tenemos mayor inconveniente, sufrimos más con el frio que con el calor.  Antes de llegar a Fortaleza y al estar ajustando la válvula que siempre se desajusta, notamos que ya no se puede ajustar mas, ya llego al tope, no sabemos  ya que hacer y los mecánicos que hemos consultado no nos dan explicación, es posible que toque desmontar nuevamente y por 5ta vez el motor, conseguimos un tornillo más largo para poder ajustarlo un poco más. Aunque ya estamos temerosos, porque no sabemos que puede estar ocurriendo dentro del motor.
Al llegar a Fortaleza ubicamos el puesto de la policía federal y después de que nos mandaran a 3 partes más logramos obtener una prórroga para nosotros y para la Kombi que decidieron dárnosla por 2 meses más. Fue un record lograr hacer el papeleo en un solo día, creíamos que íbamos a tener inconvenientes y aunque nos mandaron de un lugar a otro nos alcanzó el tiempo de un solo día. Pasamos la noche a las afueras de la cuidad para temprano iniciar búsqueda de un camión niñera o cegonha como dicen en Brasil (cigüeña), son 1500 km hasta Belem do Para y con la inconveniente que viene presentando la Kombi deseamos hacerle revisión pero ya en Venezuela por que en Brasil nos queda muy difícil explicar lo que acontece.
No ubicamos ningún camión que nos pudiera llevar, así que emprendimos el camino hacia Belem pasando por Teresina.  El camino se torna de desértico a una selva que se va acrecentando, vamos acompañados de los cañaduzales, arboles de mango, cajú y las palmas cocoteras y las ventas en la carretera de todos los frutos de los arboles que están a reventar y el rico olor de la carretera medio mojada por las pocas gotas de lluvia que empiezan a caer.  Estuvimos muy pendientes de los camiones que iban con nuestro mismo rumbo, pero nunca paso una niñera con espacio, así que después de 3 días de viaje, parando a dormir en los puestos de gasolina, llegamos hasta Belem do Pará con el motor de la Kombi sonando como un conjunto de maracas.